No lo puedo creer!!! $70 (y podrían haber sido más)

HISTORIA PSEUDOLITERARIA Y VERÍDICA

Era una mañana fría y lloviznaba en Buenos Aires. Luego de una agitada clase de Francés I, un sujeto deambulaba por los pasillos de su facultad (UBA, sede Sociales), soñoliento y con ganas de pegarse un tiro en las bolas por haberse despertado a las 6 de la mañana. Junto a él, su fiel amigo, compañero de pesares matinales, marcaba el paso.
Luego de atravezar la salida y encontrar un nuevo aire de libertad, comenzó a caminar por las calles en dirección a la parada del colectivo, cuando, de prontó, no lo pudo creer. Su amigo en posición encorbada y levantándose del piso con el esboso de una sonrisa enorme -lo más amplia que permitía esa boca-, le mostró un billete mezcla de verde y violacio con la cara de Sarmiento. Sí, increiblemente eran $50!!!
Con toda la felicidad que ambos podían sentir ante tal situación, se detuvieron solo un momento a pensar si realmente había sido suerte o si sería alguna "jodita para tinelli" o de esas boludeces que hacen en Argentinos, somos como somos. Tras levantar la vista, mirar hacia ambos lados y comprobar que no ocurría nada, que no los estaban filmando y que nadie los observaba se replantearon la situación. ¿Y si se le habían volado a alguien? ¿Y si esa persona volvía a reclamarlos?
En esos pocos segundos de indecisión y quema de neuronas, un resplandor rojizo surgió desde el irregular asfalto de la calle. Sí, eran $20 más, que rápidamente fueron recogidos nuevamente por estos dos individuos.
Parecía como si Sarmiento y Rosas, junto a otros próceres argentinos se hubieran puesto de acuerdo para aparecer de la nada.
Unos 10 o 15 metros más lejos otra persona se agachaba disimuladamente y levantaba algo del suelo. Con la mejor cara de póker (o con la mejor cara de ARGENTINA VENTAJISTA, si se puede decir) la mano de la mujer fue rápidamente a un bolsillo, aceleró el paso y se perdió entre las sombras.
Una vez decididos a esperar y asombrados por la actitud de otros, estos dos personajes aguardaron el paso de los minutos en la esquina donde había ocurrido el hecho fortuito.
Más tarde, con la conciencia tranquila de que nadie reclamaba su dinero, se dispusieron a seguir su camino. Pero algo había cambiado en ellos, su cara no era la misma y su mente tampoco. Los pesares de esa mañana había desaparecido mágicamente. Ya no recordaban ni "Oui", ni "au orbois", ni nada de lo que habían aprendido. Solo sabían que la felicidad, a pesar de que no puede ser comprada por el dinero, puede ser alquilada por un ratito por solo $70.
Barato, ¿no?

Aclaración 1: Las situaciones y personajes de este texto son verídicas y solo pueden diferir mínimanmente en lo que realmente ocurrió. Las identidades de los protagonistas se mantienen ocultas para el resguardo de los mismos (ahora, si no se dieron cuenta de que eramos un amigo y yo los que encontramos el dinero: ¡¡¡son salames de verdad!!!)

Aclaración 2: De verdad esperamos un rato largo que nadie reclamara la plata. Y finalente cuando supe que finalmente era mía, con mis veinte pesos aproveché a comprarme un libro que hacía tiempo que tenía ganas de comrpar: Para leer al pato Donald, de Dorfman y Mattelard. Así que prometo que cuando lo termine ese va a ser mi próximo post literario y seguramente va a tener mis críticas en "homeritos".